Día de la conservación del suelo

  • El suelo retiene el triple de carbono que la atmósfera y puede ayudarnos a luchar contra el cambio climático.
  • El 33% de los suelos del planeta están degradados.

El suelo es un componente esencial en la naturaleza que se forma por la descomposición de las rocas a lo largo de millones de años, un centímetro de suelo puede tardar hasta 1.000 años en formarse. El suelo se descompone por la acción del sol, viento, agua, raíces de las plantas, ácido carbónico y ácidos orgánicos; y gracias a todos estos procesos biogeoquímicos que allí se desarrollan el suelo se convierte en un ambiente óptimo para el crecimiento de todo tipo de plantas que eventualmente generan nuestro alimento.

Según la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que un 95% de los alimentos que consumimos están directa o indirectamente producidos en el suelo, por lo tanto, la disponibilidad de alimento depende del estado y cuidado del suelo. De esta forma el suelo se convierte en un complejo ecosistema que contiene variedad e infinidad de organismos que interactúan entre si y que constituyen un suelo sano y fértil, adicionalmente los suelos albergan una cuarta parte de la biodiversidad de todo nuestro planeta, puesto que en 1 solo gramo de suelo podemos encontrar millones de organismos como  animales vertebrados, lombrices, nematodos, 20-30 especies de ácaros, 50-100 especies de insectos, cientos de especies de hongos y miles de especies de bacterias y actinomicetos.

En búsqueda de la preservación de la integridad del suelo y su importancia vital, en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennet en el año 1963 se estableció el 7 de julio como día internacional del suelo. El Dr. Bennet fue el pionero en la lucha contra la erosión y concientización sobre el cuidado del suelo, y con una de sus más célebres expresiones: “El suelo productivo es el fundamento de la agricultura perdurable sin la cual no puede haber prosperidad ni progreso”, hace un llamado a las actuales y futuras generaciones sobre el adecuado uso del suelo.

A lo largo de los años, la humanidad ha utilizado el suelo como insumo esencial para su alimento, pero el uso irracional de este recurso ha traído como consecuencia la alteración de sus propiedades naturales ha generado su degradación, lo que causa la pérdida parcial de la diversidad química y biológica que se encuentra en este recurso. Adicionalmente, la perdida de la capa superficial del suelo por acción del agua, el aire, la deforestación y la remoción de cobertura vegetal transforman al suelo sano en un suelo erosionado. Las actividades antrópicas sin duda aportan a la degradación y erosión del suelo con la ganadería extensiva y el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, que en su aplicación continua alteran la composición del suelo y la biota que se encuentra en él.

En la lucha contra el cambio climático el suelo tiene un papel muy importante dado que es capaz de absorber grandes cantidades de dióxido de carbono, siendo el sumidero más grande después de los océanos. Sin embargo, el aumento de las temperaturas de los últimos años lo ha afectado significativamente. Estudios recientes prueban que el contenido de humedad en este recurso se está viendo reducido por el aumento de temperaturas y los cambios de precipitación, lo que cohíbe la capacidad de retención de agua y la porosidad que son importantes para mitigar los impactos de las lluvias intensas y las sequías. Por otro lado, el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera puede hacer que los microbios del suelo descompongan la materia orgánica más rápido, lo que elevaría la generación de dióxido de carbono que aportaría la generación de gases de efecto invernadero.

Desde la Corporación Ambiental Empresarial CAEM, hemos enfocado nuestros esfuerzos en preservar el medio ambiente y con el programa Hojas Verdes de la línea de restauración y conservación, y también desde el enfoque de buenas prácticas agrícolas, de la línea de producción y consumo sostenible, fomentamos el uso adecuado del suelo, reconociendo que es un insumo invaluable en la siembra y conservación de árboles, la producción alimentaria y la protección de la biodiversidad.

Desde el primer enfoque, el programa Hojas Verdes, durante 35 años ha logrado recuperar y conservar zonas altamente explotadas que eventualmente afectaron la calidad del suelo. Un ejemplo muy claro, es el Parque Ecológico la Poma. Desde el año 1996 y con el apoyo de la Empresa de Energía de Bogotá, 140 hectáreas de terreno han recuperado el desarrollo de procesos biológicos y biogeoquímicos en el suelo, aumentado la capacidad de retención hídrica, reduciendo la evaporación, controlando los flujos de agua, aumentando la degradación de materia orgánica, reduciendo la temperatura y manteniendo la humedad. Adicionalmente, desde el segundo enfoque hemos realizado jornadas de capacitación y sensibilización con campesinos de la región acerca del uso adecuado de los fertilizantes y pesticidas con agricultura ecológica, para que no solo aseguren la producción de alimentos, si no que preserven la calidad del suelo, fuentes hídricas y fauna de la zona.

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